No se lo cuentes a nadie.

Relatos de un cerebro atrofiado.

sábado, abril 22, 2006

Dulce espera

Se entre abre una puerta. Lo veo todo. La rendija por muy pequeña que era, me mostró algo inimaginado.

Se cierra la puerta.

Me siento vacío. Me siento alejado de todo aquello. Ahora lo quería, quería todo eso. Lo deseaba.

Era inalcanzable.

Analizo. Podía entrar, solo si soportaba años en el infierno.

Me tiento.

La recompensa era grande. Pero surgen dudas. ¿Y si todo sale mal? ¿Y si... ?

Valía la pena. Intentarlo siquiera.

Me lanzo hacia allá. No lo pienso demasiado. Sinó, nunca me decidiría y mi tiempo terminaría.

¿Qué pasará? Solo resta esperar...